Comer muchas verduras podría ayudar a las mujeres mayores a mantener sanos los vasos sanguíneos, reportan investigadores australianos.
El mayor beneficio parece venir de las crucíferas, como el repollo, las coles de Bruselas, la coliflor y el brócoli. Comer estas verduras que tienen un fuerte olor se asocia con una reducción en el engrosamiento de las arterias carótidas, localizadas en el cuello.
El engrosamiento de estos vasos sanguíneos importantes es una señal de una enfermedad cardiaca inminente, dijeron los investigadores.
"Estos hallazgos refuerzan la importancia de la ingesta adecuada de verduras para reducir el riesgo de aterosclerosis ["endurecimiento de las arterias"], ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares", planteó la investigadora Lauren Blekkenhorst, investigadora asociada en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Australia Occidental.
"Las recomendaciones de incluir un par de porciones de verduras crucíferas podrían optimizar los beneficios para la salud de aumentar la cantidad de verdura en la dieta", dijo Blekkenhorst.
Pero añadió que este estudio no demuestra que la falta de verduras provoca que las paredes de la arteria carótida se vuelvan más gruesas, sino que solo hubo una asociación entre las dos cosas.
Las verduras son buenas, indicó Blekkenhorst, porque son ricas en fibra, de modo que uno se siente lleno sin consumir muchas calorías.
"También tienen muchas vitaminas, minerales y fitoquímicos, que se ha mostrado que reducen la inflamación y el estrés oxidativo", dijo Blekkenhorst. La inflamación crónica tiene un rol en una variedad de enfermedades relacionadas con el envejecimiento, incluyendo la enfermedad cardiaca, añadió.
Lo mejor de todo es que los beneficios de las verduras existen si se cocinan o se las come crudas, dijo Blekkenhorst. Aunque al cocinarlas se pierden algunos nutrientes, comer verduras cocinadas ayuda a la digestión y la absorción de estos nutrientes, dijo.
Los beneficios encontrados en el estudio se limitaron a verduras como el repollo, las coles de Bruselas, la coliflor y el brócoli. Otras verduras no mostraron el mismo vínculo protector.
Dijo que el valor de las verduras crucíferas se mantuvo incluso después de que su equipo tomara en cuenta el estilo de vida de una mujer, su riesgo de enfermedad cardiaca, y otras verduras y factores dietéticos.
Blekkenhorst dijo que es importante comer verduras crudas y cocinadas a lo largo del día.
Independientemente de cómo las prepare, serán buenas para su cuerpo, según una nutricionista que no participó en el estudio.
"Tanto si están crudas, asadas, al vapor, salteadas o hervidas, las verduras ofrecen una increíble variedad de beneficios para la salud", aseguró Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico de la Universidad de Nueva York.
Las verduras le ayudan a luchar contra la infección y a reducir el riesgo de deterioro mental, de algunos cánceres, de enfermedad cardiaca y de diabetes, señaló.
"La inflamación tiene un rol importante en el desarrollo de la ateroesclerosis, así que tiene sentido que comer alimentos que ayudan a reducir la inflamación podría llevar a una arterias más elásticas", dijo Heller.
No está claro si los hombres también obtienen estos beneficios de las verduras, indicaron los autores del estudio.
"No podemos estar seguros de que los hallazgos sean los mismos para los hombres mayores, ya que los factores de riesgo de la enfermedad cardiaca son diferentes para los hombres y las mujeres", dijo Blekkenhorst. "Pero no hará daño a los hombres si consumen más verduras crucíferas cada día".
Heller dijo que parece razonable pensar que los hombres obtengan los mismos beneficios para la salud de comer una variedad de verduras.
Para el estudio, el equipo de Blekkenhorst hizo que casi 1.000 mujeres de a partir de 70 años completaran unos cuestionarios sobre la frecuencia con la que comían verduras.
Las respuestas variaron entre nunca a 3 veces o más al día. Los tipos de verduras incluyeron a las cebollas, el ajo, el puerro, las chalotas, los frijoles, las verduras de hoja verde, las verduras crucíferas y las verduras amarillas, naranjas o rojas.
Los investigadores usaron sonogramas para medir el grosor de las arterias carótidas de todas las mujeres y la cantidad de placa que contenían.
Las paredes de la arteria carótida de las mujeres que comían la mayor cantidad de verdura eran aproximadamente 0.05 milímetros más delgadas que las de las que menos comían.
Esa diferencia podría ser significativa, dijo Blekkenhorst, porque una reducción de 0.1 milímetro en el grosor de la pared de la carótida se asoció con un riesgo entre un 10 y un 18 por ciento más bajo de accidente cerebrovascular y ataque cardiaco.
En promedio, cada media onza (14 gramos) adicional de verduras consumidas en un día se asoció con una pared de la arteria carótida casi un 1 por ciento más delgada, señaló.
El informe aparece en la edición en línea del 4 de abril de la revista Journal of the American Heart Association.
Más información
Para saber más sobre la dieta y la salud cardiaca, visite la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
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