Ciudad de mayoría venezolana avanza hacia una alianza federal para la aplicación de la ley migratoria en medio de las preocupaciones sobre el TPS
Doral, reconocido desde hace tiempo como el corazón venezolano del condado de Miami-Dade, está a punto de dar un paso significativo que podría transformar su relación con la comunidad inmigrante. Se espera que el miércoles el Ayuntamiento de Doral autorice una controvertida alianza con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE) bajo el programa 287(g). Esto facultaría a los agentes de policía locales para realizar funciones limitadas de aplicación de la ley migratoria, en consonancia con la continua represión de la administración Trump contra los inmigrantes indocumentados.
La medida ha generado preocupación entre los defensores de los inmigrantes, quienes temen que pueda fomentar la discriminación racial y erosionar la confianza de la comunidad. Los funcionarios municipales insisten en que la medida no pretende criminalizar a los residentes por su apariencia u origen.
“La intención no es detener a nadie por su apariencia”, dijo el concejal Rafael Pineyro, el único venezolano-estadounidense en el consejo. “Nuestro enfoque sigue siendo la aplicación de la ley, no la discriminación racial”.
Aumenta la tensión ante la reducción del TPS
La decisión de la ciudad se produce mientras la administración Trump intensifica los esfuerzos para desmantelar el Estatus de Protección Temporal (TPS) para los venezolanos. Esta protección ha permitido que más de 600.000 personas vivan y trabajen legalmente en Estados Unidos. En Doral, donde más del 70% de la población es extranjera y los venezolanos representan una proporción significativa, la posible revocación del TPS podría tener graves consecuencias.
Pineyro, quien anteriormente patrocinó una resolución que instaba a la administración Trump a proteger a los venezolanos respetuosos de la ley, ahora respalda una política que muchos consideran una traición a esa misma comunidad. Su equilibrio entre el apoyo a las leyes federales y la defensa de los ciudadanos vulnerables ha generado tanto críticas como elogios.
A principios de este año, el mismo consejo aprobó la Ley de Ajuste Venezolano, un proyecto de ley federal que facilitaría la obtención de la residencia permanente (green card) para decenas de miles de venezolanos. Sin embargo, unirse al programa 287(g) a muchos les parece un cambio radical de tono.

Presión estatal se topa con resistencia local
La agresiva iniciativa de Florida para involucrar a la policía local en la aplicación de las leyes migratorias ha generado tensión entre los municipios. Si bien el estado exige que las cárceles de los condados participen en la sección 287(g), no llega a exigir a los departamentos de policía municipales. El gobernador Ron DeSantis, firme defensor de la cooperación federal-local en materia de inmigración, ha presionado, según se informa, a ciudades como Doral para que se alineen.
Algunas ciudades, como South Miami, han emprendido acciones legales para desafiar la autoridad del estado. Otras, como Fort Myers, se resistieron inicialmente, pero finalmente cedieron ante la amenaza de suspensión oficial por parte del fiscal general del estado.
A pesar de este contexto, los funcionarios de Doral exploraron previamente maneras de evitar la firma del acuerdo sin poner en peligro la financiación federal ni arriesgarse a ser catalogados como "ciudad santuario". Esa cautela ahora parece estar dando paso al cumplimiento.
Confianza comunitaria en juego
Para una ciudad conocida como un refugio para venezolanos que huyen de la agitación política, la decisión tiene un peso simbólico. Los líderes comunitarios advierten que podría quebrar la frágil confianza entre los residentes y las fuerzas del orden.
“Al transformar a las fuerzas del orden locales en instrumentos de la aplicación de la ley del Departamento de Seguridad Nacional, los funcionarios electos de Doral han traicionado la confianza de la numerosa comunidad venezolana de la ciudad”, declaró Adelys Ferro, directora ejecutiva del Caucus Venezolano-Americano.
Ante la incertidumbre, muchos se preocupan por las consecuencias más amplias, tanto sociales como económicas y políticas. Dado que los venezolanos forman un poderoso bloque de votantes en Doral, las consecuencias de esta decisión podrían repercutir más allá del ayuntamiento y llegar a las urnas.
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