El condado de Miami-Dade está de fiesta, y sus choferes, taxistas y motoristas (que somos todos) estamos muy felices.
Le damos las gracias al comisionado Manolo Reyes, así como también al alcalde Francis Suárez y a los señores Ken Russell y Wifredo (Willy) Gort quienes son protagonistas del alivio que hemos tenido todos en el condado de Miami al ser eliminada la gran pesadumbre que se cernía sobre la ciudad, tales como eran las injustas y mal intencionadas cámaras de luz roja.
Esperemos que este tema de volver a instalar estas cámaras nunca jamás vuelva a caer en la mesa de negociaciones porque significaría un desencanto con quienes nos gobiernan y a quienes les damos el voto.
Ahora sí podemos decir como ciudadanos que votamos, que ya tenemos a quienes darle nuestro próximo voto, porque estas personas han cumplido con el requisito que el pueblo entero de Miami-Dade estaba clamando desde hacía mucho tiempo. La eliminación total de las Maliciosas Camaritas de tránsito. Ni en los años 60’s ni en los 70’s ni en los 80’s ni a principios de los 90’s y ni siquiera a comienzos de los 2000 estas cámaras fueron necesarias (y nunca lo serán) y las personas tenían aun así una gran responsabilidad al manejar. Estas cámaras promueven el estrés entre las personas que conducen y provocan la quiebra económica de la semana o del mes para aquel trabajador, trabajadora o estudiante, con un salario común que no podía pagar las cifras maliciosamente inalcanzables de estas multas.
Los comentarios que corrían por la colectividad eran bien serios con respecto a que no se les daría el voto a aquellos políticos que no estuviesen dispuestos a enfrentar el reto de abordar el tema de estas cámaras y lograr cumplir con el cometido de eliminarlas y asegurar de que en el futuro esto no volverá a convertirse en un dolor de cabeza para los choferes y motoristas que viven en el condado de Miami-Dade, que además de tener que cumplir con los ya inalcanzables compromisos financieros de transito como son los altos peajes, las licencias, las renovaciones y otros abusos hacia el ciudadano, tenían además que cumplir con las multas estridentes de estas cámaras que solo trajeron el enfurecimiento y el desencanto político a la población de Miami-Dade y de otros condados donde se encontraban establecidas estas injustas cámaras. Hubo incluso personas que se quejaron de haber recibido hasta tres y cuatro multas el mismo mes y no pudieron pagar sus rentas a fin de cumplir con esta “obligación” (que les habían encasquetado) a los motoristas del Sur de la Florida, que de no pagarlas, perderían sus licencias de conducir. Esto no era justo para ninguna comunidad y se había convertido en el tema más apropiado para los choferes de Dade, entre ellos los taxistas, viajeros frecuentes, despachadores de Uber, choferes de camiones, autos comerciales y choferes privados y conductores en general que ahora tenemos claro en quien vamos a confiar nuestros próximos votos, siempre y cuando el dinero que se generaba con las cámaras no no los metan de vuelta escondido entre los peajes o en alguna otra forma, que sea cual fuere nos daremos cuenta.
Gracias a nuestro alcalde y nuestro comisionado y todos aquellos que trabajaron en pro de la eliminación de las cámaras. Nunca los olvidaremos. Ese es el mejor regalo de Año nuevo que ha recibido Miami-Dade.