Después de décadas de controversia, los defensores del bienestar animal celebran un cambio largamente esperado en Miami Seaquarium
En una medida que marca el final de una de las atracciones más debatidas de Miami, el Miami Seaquarium anunció que cerrará permanentemente sus puertas este domingo, luego de años de dificultades financieras, preocupaciones por el bienestar de los animales y la terminación de su contrato de arrendamiento por parte del condado de Miami-Dade.
Se cierra un capítulo en Virginia Key
Durante décadas, el Miami Seaquarium fue un punto de referencia reconocible en Virginia Key, donde las familias se reunían para ver a los delfines saltar y las orcas actuar. Sin embargo, en los últimos años, el parque marino se convirtió en el foco de crecientes críticas de organizaciones defensoras de los derechos de los animales, en particular de PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales), por el trato que recibían sus animales, incluida la difunta orca Lolita, también conocida como Tokitae.
En una declaración publicada hoy temprano, Tracy Reiman, presidenta de PETA, dijo:
PETA celebra la noticia de que el Miami Seaquarium finalmente tendrá que cerrar sus puertas tras más de 50 años confinando a animales enfermos en tanques de concreto deteriorados. Instamos a que los animales sobrevivientes sean reubicados en santuarios costeros donde puedan recibir atención y vivir una vida más cercana a la natural que merecen.
El cierre es a la vez simbólico y significativo: un punto de inflexión emocional para la ciudad de Miami, los defensores de los animales y los residentes locales que han visto desarrollarse esta historia durante décadas.
Un punto de inflexión para Miami y la vida marina
Aunque algunos recordarán el Miami Seaquarium por su papel nostálgico en la historia del turismo de Miami, otros lo ven como un nuevo comienzo, uno que refleja la creciente conciencia de la ciudad sobre el bienestar animal, la sostenibilidad y la ética ambiental.
La controversia en torno al parque se intensificó en los últimos años tras repetidas inspecciones que revelaron malas condiciones, negligencia veterinaria y mala gestión operativa. La decisión del Condado de rescindir el contrato de arrendamiento selló el destino del parque.
Ahora, con el cierre inminente, organizaciones como PETA y otros grupos de conservación están pidiendo que los animales sobrevivientes sean transferidos a santuarios seguros, particularmente entornos costeros que simulen sus hábitats naturales.
Este cambio también dice mucho sobre la evolución de la identidad de Miami. Desde La Pequeña Habana hasta Coconut Grove, los residentes abogan cada vez más por el turismo responsable y la justicia ambiental, lo que refleja la creciente conexión de la ciudad con el mundo natural que la rodea.
El cierre del Miami Seaquarium es más que el fin de un negocio: es el final de una era y el comienzo de una conversación sobre cómo Miami puede avanzar con compasión y responsabilidad hacia su vida silvestre.
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Miami está cambiando, y este fin de semana, cuando las puertas del Seaquarium se cierran por última vez, la ciudad da un paso más hacia un futuro que valora la vida, la naturaleza y la responsabilidad.
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